Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Instituto Pedagógico de Caracas
Departamento de Castellano, Literatura y Latín
Curso: desarrollo del Lenguaje del niño de 0 a 7 años
Especialidad: Educación Preescolar
Profesora: Angélica Silva
Instituto Pedagógico de Caracas
Departamento de Castellano, Literatura y Latín
Curso: desarrollo del Lenguaje del niño de 0 a 7 años
Especialidad: Educación Preescolar
Profesora: Angélica Silva
Nombre: Geraldine Vargas
Sección: 003
Comunicación vs Lenguaje: Dos caras de una misma moneda
(Texto de opinión)
Son bien conocidas las diversas opiniones surgidas en torno al debate planteado entre los procesos de comunicación y lenguaje y sus posibles semejanzas. Es evidente la relación existente entre uno y otro, ya que ambos se comparan en cuanto a que son procesos usados para el intercambio de información. No obstante, más allá de la relación que existe entre la comunicación y el lenguaje es innegable que ambos son caras opuestas de una misma moneda. Si nos remitimos a las definiciones de cada uno tenemos que, la comunicación es un proceso de intercambio de información en el que existe un mensaje entre un emisor que produce y un receptor que recibe. Por su parte, el lenguaje es una facultad o capacidad propia del ser humano que contiene una serie de símbolos y signos convencionales que son usados para la comunicación. De allí que, conociendo las definiciones específicas de cada concepto donde ya se están vislumbrando más diferencias que similitudes entre ellos, cabría entonces preguntarnos ¿Por qué la comunicación animal no es equivalente al lenguaje humano?
A continuación se ofrecen seis razones para no considerar equivalentes el lenguaje humano y la comunicación animal.
En primer lugar, la comunicación animal se ve limitada por condiciones físicas y condiciones ambientales pues otras especies distintas a la humana carecen del aparato fonador para producir sonidos articulados. A diferencia de ello, el lenguaje humano nunca se limita a causa de razones ambientales y menos físicas. Prueba de ello es la comunicación de satélites, el teléfono, la Internet y toda una serie e herramientas tecnológicas a través de las cuales los seres humanos podemos comunicarnos con otros seres a miles de kilómetros de distancia.
En segundo lugar, la comunicación animal se limita también por el contenido de una misma información, pues estos se comunican para satisfacer sus necesidades básicas de alimentación (comida y agua), supervivencia y reproducción. Por su parte, el lenguaje humano no se ve limitado por el uso restringido de contenidos que refieran necesidades básicas. El humano hasta intercambia información para establecer relaciones sociales, intercambiar conocimientos, expresar sentimientos y emociones, entre otros.
En tercer lugar, está demostrado que la comunicación animal es unidireccional. La conducta tiene un estímulo y evoca una respuesta. Esta afirmación se ve sustentada en las investigaciones realizadas por diversos estudiosos de la comunicación animal (Frisch K., Esposos Hayes, Esposos Gardner). Todos estos autores han tratado de evidenciar o demostrar que ciertas especies, cercanas al hombre, son capaces de aprender el lenguaje humano. Dichas investigaciones se toparon con resultados de simple comunicación o intercambio de señales, ya que ni siquiera la especie más cercana y evolucionada en la cadena biológica como lo es el chimpancé puede desarrollar un sistema de comunicación con las características y funciones que posee el lenguaje humano. Por otro lado el lenguaje humano es bidireccional, pues existe reciprocidad en el mensaje, toda vez que el emisor espera una respuesta del receptor como máxima demostración de que en el lenguaje humano se desarrolla el diálogo y en la especie animal no.
En cuarto lugar, y retomando lo antes expuesto sobre el tópico del diálogo, en el lenguaje humano existe la posibilidad de reelaboración de mensajes porque de un mensaje nace otro. Durante el diálogo existe un intercambio recíproco de información entre emisor y receptor. Siguiendo este orden de ideas tenemos que en cuanto al uso de signos y señales la comunicación animal se restringe a la utilización de señales reflejas, mientras que los seres humanos no podemos hablar de lenguaje sin la utilización de primeramente de signos y también de señales. El lenguaje humano es rico en señales verbales y no verbales. Y en relación con estas últimas, la variedad de señales no verbales contemplan esas expresiones faciales, visuales y gestuales propias sólo del ser humano. Señales sin las que somos prácticamente incapaces de articular las palabras, por ejemplo: cuando decimos ¡Hola! es casi imposible no acompañar ese saludo con un gesto como agitar la mano, una sonrisa o hasta una expresión de asombro, sospecha o sorpresa que pudiera poner en duda cualquier cadena de sonidos articulados (palabras).
En quinto lugar, sólo los seres humanos hacemos uso de las llamadas “paraseñales” que no son más que el conjunto de: la apariencia personal, vestuario, perfume y parafernalia que por un lado nos diferencian según nuestra cultura y lugar de origen y por otro nos identifican con ese toque muy especial y particular de cada ser humano. Estas paraseñales hacen que todos seamos diferentes y de una forma u otra condicionan la impresión inicial que causamos ante nuestros receptores en el proceso comunicativo. En oposición a ello, la comunicación animal carece de estas características.
Por último, cabe mencionar que el código genético que poseen los animales sólo les permite dar una respuesta o señal ante una situación determinada. Los animales son seres irracionales que actúan por instinto ante una misma situación. Por ejemplo ante una situación de peligro el avestruz mete la cabeza dentro de la arena como mecanismo de defensa, todos y cada uno de los avestruces harán lo mismo al encontrarse ante una situación similar, ya que es una reacción instintiva propia de su código genético y no habrá variación de respuesta independientemente de lo que suceda a su alrededor. Por el contrario, el ser humano puede reaccionar de múltiples formas ante una misma situación, ejemplo de ello es cuando una persona queda encerrada en un ascensor; esta persona guardará la calma hasta ser rescatada o empezará a gritar pidiendo ayuda, o bien pudiera quedarse paralizada o muda del susto o entrar en shock. La reacción de una persona y con ella cualquier manifestación de lenguaje variará de una a otra.
Finalmente y una vez planteados diferentes criterios sobre las evidentes diferencias entre la comunicación animal y el lenguaje humano, debo señalar que estoy convencida de las no equivalencias entre ambas nociones. En lo referido al mundo animal no cabe duda del abuso del término “lenguaje”, ya que hasta el día de hoy y pese a las investigaciones realizadas, no se conoce la existencia de alguna especie animal que pudiese siquiera aproximarse a un modelo comunicacional que posea características y funciones del lenguaje humano con la complejidad y riqueza que lo caracteriza.
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